Regalito en Meza

Independiente dejó en el camino puntos nuevamente por la falta de eficacia. Fue mejor que el rival pero no la embocó.

Parecía una tarde noche soñada para el conjunto de Ariel Holan. El DT recibía el apoyo del Libertadores de América, tras las semanas agitadas del entrenador coronada con la goleada en Paraguay frente a Libertad, y el rival parecía franqueable.

El mix de Independiente comenzaba manejando la pelota e intentando armar juego con Martín Benítez o Ezequiel Barco, según quien quedara de enlace.

Por su parte, Patronato tenía un plan firme: aguantar con un mediocampo superpoblado y esperar la oportunidad en una contra.

Los primero minutos fueron prometedores, Independiente parecía que iba a hacer el segundo antes que el primero aunque las oportunidades no eran tan claras pero sí continuas. Con el correr de la primera etapa, el juego empezó a decaer sin embargo el Rojo apretaba y llegaba por pelota detenida y desbordes.

Tres o cuatro situaciones claras pero con poco volumen de juego, quizás por algunos rendimientos bajos o por la posición de doble cinco que Maximiliano Meza sigue sin dominar, le daban al rojo los méritos para ir arriba en el marcador.

Sin embargo, en una de las dos veces que los de Paraná cruzaron la mitad de cancha con pelota dominada, entre culpas repartidas entre Franco y Jonás, Patronato abrió el marcador.
Pocos minutos más y final del primer tiempo. El famoso problema de la eficacia volvía al LDA.

Para el segundo tiempo Holan no hizo cambios de nombres pero si desde lo posicional. Meza pasó al costado y Jonás al medio. Mejoró Independiente, apretó con actitud y con un poco más de fútbol. Pero seguía errando chances. Por arriba, por abajo, la pelota no entraba, el reloj corría y el público se impacientaba.

Córner tras córner caían en él área de Patronato y ninguno se conectaba. Adentro Gigliotti, adentro Martínez, adentro Sánchez Miño y nada. Con un delantero, con dos delanteros, con tres delanteros, nada. No había caso.

Hasta que faltando nada para el cierre, tras buena combinación entre Sánchez Miño y Tagliafico, luego de un centro mordido, el arquero Bartoli deja un regalito en Meza y este pone la igualdad.

En los segundos finales todo fue actitud y empuje que terminaron sin ocultar que la efectividad sigue siendo la materia adeudada por este plantel.

Para rescatar: la entrega más allá de las des prolijidades.

Sigue quedando en deuda la pelota parada. Ninguno de los 18 tiros de esquina llevaron un peligro real.

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