Halcones y palomas

El conjunto de Ariel Holan perdió por la mínima ante Defensa y Justicia pero la imagen que dejó en el Libertadores de América preocupa a propios y extraños de cara a la resolución de la fase de grupos en la Copa Libertadores y el tramo final de la Superliga ¿Qué pasa con el "rojo"?

En la primera etapa, Independiente y el “halcón” no brindaron un encuentro de alto vuelo en el aspecto futbolístico, donde el remate a distancia prevaleció sobre otro tipo de llegadas, naturalmente porque se le complicó bastante hilvanar jugadas para terminarlas dentro del área. Lo mejor de estos primeros 45 minutos fue Juan Sánchez Miño. Conformando el tándem con Torito Rodríguez en la mitad de la cancha, se lo vio mucho más participativo al ex Boca, siendo el eje en el ataque del “rojo” en la mayoría de las jugadas y haciendo uso de su remate a media distancia para intentar sorprender al arquero visitante. Las jugadas más claras llegaron por el pie del número 6.

Fuera de eso, el equipo de Ariel Holan siente la falta de ritmo de Maximiliano Meza porque son escasas las jugadas donde participa el ex Gimnasia, una pieza fundamental en los últimos partidos para destrabar tramos complicados de los mismos. Se vio obligado el conjunto local a intentar lastimar lejos del arco que da a la tribuna norte. En términos defensivos, se lo vio sólido por momentos pero con problemas para retroceder de forma ordenada que, si Defensa y Justicia aprovechaba esos contragolpes, podía haberse llevado un poco más que un 0-0 a los vestuarios.

En la segunda mitad no cambió la ecuación, y hasta podría decirse que bajó el rendimiento de Independiente donde le cedió la pelota a Defensa y Justicia que lastimó bastante por la banda de Fabricio Bustos. Tijanovich fue una molestia constante para el cordobés y, por una falta en ese sector de la cancha, llegó el gol de la visita. Luego de un tiro libre que Campaña no puede controlar, Bareiro aprovecha una pelota que quedó viva en el área y marcó el tanto de la visita.

Un Independiente tibio, estático, frustrado y con la brújula rota. El traje de jugador desequilibrante que supo usar muy bien Barco el año pasado y Maximiliano Meza en buena parte de éste, se extraña a mares porque no hay un jugador que te brinde una opción diferente en el sector ofensivo ni triangulaciones o asociaciones que puedan romper las líneas rivales que se agolpan luego de lastimar. Los laterales, que fueron de armas tomar en el mejor momento del equipo, hoy suben poco y sin el peligro que los caracterizó.

Si hay para rescatar algo de esta noche es la flexibilidad de Sánchez Miño. Tuvo que ir mutando a lo largo del partido y fue lo más claro en todo momento. Jugó en la mitad de la cancha para ser lo más punzante del equipo y, cuando debió correrse al lateral izquierdo, llevó la bandera del ataque e intento asociarse en todo momento. Las dudas de su titularidad en este equipo se disipan partido a partido.

 La clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores está a la vuelta de la esquina y el “rojo” no tiene mucho tiempo para corregir esta situación ¿Podrá hacerlo o seguirá por el camino de la intrascendencia?

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