A un año del Maracanazo!

Hace exactamente 365 días, Independiente revivió la gloria una vez más. Fue una noche mágica la que vivió en Rio de Janeiro, en la que se adjudicó con hidalgía su título Nro 17 en la historia del profesionalismo a nivel internacional.

La final de vuelta de la Copa Sudamericana 2017 debía jugarse en el, quizás, estadio más más mítico de todo el continente, ante 63 mil personas.

Prevalecía un clima hostil en el recibimiento del plantel Rojo en el Hotel de Rio, los hinchas locales incitaron a la violencia en plena puerta del mismo para incomodar a hinchas y jugadores, pero nada de esto ocurrió.

Independiente salió aquella noche de 13 de diciembre a jugar el partido más importante en décadas. Y así lo disputó, como manda la historia: con coraje, compromiso, actitud e intensidad, en un grupo muy unido, muy fuerte psicológica y futbolísticamente.

El Rey paró con Campaña; Bustos, Franco, Amorebieta, Tagliafico (C); Domingo, Rodríguez; Meza, Benítez, Barco; Gigliotti.
En el banco aguardaban Albil, Gastón Silva, N. Domínguez, Erviti, Sánchez Miño, Albertengo y Fernández.

El Rojo jugó un partido extraordinario en Brasil: achicó en la mitad, anuló a Diego, jugó de contraataque la gran mayoría del tiempo con pases rápidos pero precisos, defendió con categoría, concentrado, manejó los hilos del partido a su comodidad y nunca se vio superado por Flamengo.

El gol del Fla vino de un error en pelota parada, de esas que ya venían siendo el drama principal en las anteriores llames, el punto más flojo del equipo. De la mano de Paquetá, el Flamengo ganaba 1-0 a los 30 del primer tiempo.

El único Rey de Copas no tardó en contestar: 6 minutos pasaron para que, luego de una gran jugada, bajen a Meza en plena área. Penal y gol de Barco, quién con sólo 18 años se hizo cargo de la pelota que más quemaba.

El resto ya es historia. Independiente fue el más justo ganador de aquella final y de la copa en su totalidad. Fue fiesta y logro del segundo Maracanazo de su historia, algo histórico en el fútbol sudamericano. Un equipo unido, lleno de identidad, respetando la idiosincrasia del club de los pies a la cabeza, con figuras magistrales como su arquero Campaña; su Capitán Tagliafico; su joyita Barco, su 9 Gigliotti; y un grupo de profesionales excelsos quienes, junto a un gran, comprometido e íntegro cuerpo técnico encabezado por Ariel Holan -el capitán de este barco-, supieron respetar la historia y devolver la gloria.

SALUD, REY!

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