VERDE Y NEGRO

Independiente se quedó con un hombre menos de forma infantil y rescató un empate en San Juan que complica sus chances de ingresar a la Copa Libertadores de América.

En la marea discursiva que envuelve el afamado proyecto y sus distintas etapas, nunca queda del todo claro cuál es el verdadero objetivo futbolístico y las pretensiones competitivas de Independiente. Esto explica la incertidumbre que surge a la hora de pensar a este equipo como candidato a clasificar a la Copa Libertadores, o cuando intenta ser protagonista de una competencia, o a la hora de cerrar un partido, o durante la búsqueda de continuidad en la idea de juego y, hasta incluso, a la hora de sobrellevar las complicaciones que naturalmente puede ofrecer un partido, como puede ser una expulsión.

Si el problema fuese que Independiente perdió 2 puntos ante San Martín de San Juan tan solo porque Pablo Pérez se hizo expulsar estúpidamente, quizás el análisis podría tomar otro carril, el de la eventualidad, el de la mala fortuna, y hasta se podría responsabilizar a un solo hombre.

Sin embargo, el contexto es la variable que hace preguntarse si Independiente está para lo que pretende. Y todo se complejiza aún más cuando tenemos que hablar de objetivos grandes y objetivos de mínima.

Porque, como dijo Ariel Holan tras la victoria ante Unión, “este es otro equipo” en relación al del semestre pasado. Esto implica, en su análisis, que se empieza de cero, que las pretensiones y tiempos volvieron a cero y que el objetivo de máxima hoy es “clasificar a la Libertadores”. El objetivo de mínima quizás tenga que ver con sortear alguna fase de copa nacional o internacional.

Olvidemos esas promesas al viento de que “algo vamos a ganar a este año” y reflexionemos si este equipo nuevo, recién formado, verde, en maduración, puede afrontar estas pocas fechas que restan en este torneo “tan parejo”. Si puede este equipo que “tuvo una pretemporada corta” con “un solo partido de preparación” y con “poco rodaje”, sostener un partido con un jugador menos. Si puede este equipo que es “casi un seleccionado” cerrar un partido de local y quedarse con los tres puntos. Si puede este equipo con un refuerzo “que necesita ensamble” y otro que viene “de jugar hace muy poco tiempo una final de Libertadores y no queremos exigirlo” cumplir con el objetivo de máxima en este semestre.

Porque además del proyecto y todo el respeto que se le puede tener, existe la coyuntura, el día a día, que hoy es perjudicial desde lo anímico hacia adentro del plantel y hacia afuera.

La pérdida de dos valiosos puntos para la pelea por la clasificación a la próxima Libertadores deja un horizonte negro. Que se despeja por la buena noticia que significa Cecilio Domínguez y que vuelve a oscurecer cuando entendemos que lo de San Lorenzo no se repitió exclusivamente por la diferencia de jerarquía entre ambos equipos.

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