NI TRIPA NI CORAZÓN

Independiente cayó ante Gimnasia y Esgrima de La Plata en el bosque con un rendimiento crítico. Difícil panorama para lo que queda del semestre.

Condenado, resignado, acostumbrado, así acompañó este Independiente al Lobo platense en su camino a la victoria. Lo cortejó en todo el transcurrir del partido y lo invitó a ir por más, incluso cuando Gimnasia le cedió el rol activo. Independiente, impotente y acéfalo, se perdió en el bosque.

 

Muy lejos queda este equipo de las visiones esotéricas de títulos durante el 2019. Si este Independiente es mansito, buenito, políticamente correcto, incapaz de revelarse luego de una derrota vergonzosa ante el clásico rival.

 

Porque en ningún momento de los 94 minutos jugados en La Plata se lo vio enojado, con sed de venganza, con vergüenza deportiva. Quizás un poco de rebeldía en Domínguez, el único con hambre de gloria.

 

Con un dibujo táctico que no solo demostró repetidas veces que no le queda al equipo si no que rebasó cualquier límite de aburrimiento resistible.

 

Con cambios como el de Franco en la previa y los de Cerutti y Menéndez en el segundo tiempo, que mandan señales confusas, sin sentido, preocupantes, de desconcierto absoluto.

 

Replanteos tácticos, rendimientos sospechosamente bajos, declaraciones cruzadas y una comisión directiva mansita como el equipo, hacen de Independiente un equipo con objetivos muy chicos y casi inalcanzables.

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