MANDÍBULA DE CRISTAL

El equipo de Ariel Holan cayó por 3 a 0 ante un River con mayoría de suplentes.

Independiente tiene mandíbula de cristal. Por deficiencia física, por flaqueza emocional, por impericia táctica y por déficit en la planificación. Y lo evidencia el transcurrir de los partidos y no el resultado. Porque en esta derrota con goleada en el Monumental, en manos de un River B, el equipo de Ariel Holan se sabía y se mostraba incapaz de sobreponerse.

 

Desde lo físico, Independiente llego a este partido con lo que tenía y con lo que pudo rejuntar entre lesiones e infiltraciones.

 

Desde lo emocional, un equipo sembrado en la duda de jugadores que son titulares en un partido, suplentes en otros y hasta sin chances en menos de una semana de distancia.

 

Desde lo táctico, endebles por intentar la misma formula desde principios del semestre y sin conseguir resultados positivos hasta estos últimos dos partidos con rivales de menor calibre.

 

Y deficitario desde la planificación por no poder haber programado un semestre, de un solo torneo, en el que se pueda repetir dentro de lo posible un 11 competitivo.

 

Ante un rival con un funcionamiento aceitado, ya no hablemos de sus logros, donde cualquier debutante sabe lo que tiene que ejecutar en el campo, las falencias de un equipo Frankestein quedan triplemente expuestas.

 

No es tiempo ya de autocrítica si no de empezar a definir objetivos reales, caso partido ante Binacional, y asumir la verdad de lo que se puede esperar del famoso proceso económico en relación a lo deportivo. Deberá también expresarse la dirigencia, que hasta el momento, es cómplice en silencio.

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