CUANDO EL RIONEGRO SUENA

La dificultad de analizar a Independiente reside en poder sortear las trampas dialécticas del entrenador. En sus dichos sobre el antagonismo de los proyectos y la hipocresía de la sociedad argentina, justifica ineficiencia e incapacidad a la hora de desarrollar un plan que hasta el momento solo conocen 4 personas. Es la prueba fehaciente esta derrota ante Aguilas Doradas Rionegro, otro de los tantos ignotos equipos que pisan fuerte ante el equipo de Ariel Holan.

Al mismo tiempo, es lo de menos el resultado del partido en la “altura” de Colombia. Y hasta se podría decir que ni esta desprestigiada Copa Sudamericana importa, para el caso. Porque Independiente seguramente puede perder ante Aguilas Doradas, puede no tener la pelota, puede no poder hacer su juego, puede tener una mala noche, puede pasar un papelón, porque así es este deporte.

Lo que no explica la siempre encriptada verba del entrenador es que este equipo se sostiene en sus intentos desde hace más de un año y medio. Sin lograr ejecutar la idea madre en 60 minutos seguidos. Sin encontrar juego asociado, sin potenciar indvidualidades, sin firmeza defensiva, sin actitud agresiva para con el resultado, sin recambio, sin lesiones continuas, sin titulares físicamente endebles, sin cumplir objetivos de mínima.

No hay muchos equipos, de los protagonistas a lo largo del continente, cuyos entrenadores ostenten mas de 100 partidos en su cargo. Independiente es de los pocos clubes que ha sabido sostener, desde comisión directiva e hinchas, un entrenador más allá de los resultados. Pero claro, también por lo que supo mostrar.

Lamentablemente los resultados son lo más importante, pero no hay solo un tipo de resultado. La causa para los cuestionamientos que recibe este entrenador, que también supo conseguir dos títulos internacionales con el club, reside en la deficiencia que muestra el equipo para competir.

Claro que el hincha de Independiente concibe no salir campeón de todo, ese no es el resultado que persigue. El resultado que hoy reclama es el fruto de un trabajo, las pistas de que se mejora en algo, el olor a que se cocina algo de fondo, la sensación de que hay que hacer mucho para ganarle a Independiente, la justificación en hechos de la recuperación del tradicional saludo.

Sabrá seguramente el entrenador, así como la comisión directiva, que en Independiente importan las formas. Y deberán cambiar lo que sea necesario para que el club no siga desvalorizando sus jugadores y su historia.

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