EL VALOR DE LA HISTORIA

En la búsqueda angustiosa de explicaciones que todo hincha de Independiente afronta cuando observa lo irregular que ha sido la vida deportiva desde su vuelta a la primera categoría, hay que dejar en claro que lo futbolístico, el estilo y la intención han tenido un hilo conductor de exponentes consustanciados con un futbol teórico de alto vuelo que sólo ha sabido conocer un rendimiento estable y aceptado por el grueso del público durante 6 meses.

 

Cierto es que la dirigencia encabezada por Hugo Moyano, críticas aparte en lo que respecta a gustos, ha sabido sostener una coherencia en la búsqueda del entrenador. Quizás a conciencia, en ocasiones por casualidad y otras por presunción, supo encontrar una lógica futbolística en cada nombre seleccionado.

 

Con gran generosidad podemos dejar de lado el análisis de los mercados de pases y el gran dilema del manager sí o manager no. Desde Almirón, pasando por Pellegrino, Milito, Holan y Beccacece, todos los entrenadores tuvieron la premisa de intentar aplicar sus recetas bien estudiadas y preparadas por distintos congresos de afamados entrenadores mundiales. Dejando de lado la cultura sudamericana del fútbol y la impronta misma de cada jugador.

 

Invirtiendo en volantes mixtos y no en enganches, pensando en carrileros y no en laterales, adoctrinando el falso 9 y denostando la esencia del oportunista. Pretemporadas y campeonatos buscando acoplar sus formulas a la identidad histórica de un club que se ha caracterizado por una idiosincrasia futbolística que sabía mucho de paladar negro pero que era cuna de patrones del fondo.

 

Proyectos de inferiores vomitados a clubes del interior y jugadores comprados en grande sumas para luego rifarlos al mejor postor, todo en pos de algún sistema elevado y superador. La nueva costumbre de pedirle al 4 que sea 8, al 10 que sea 5, al 6 que sea 2.

 

No es negociable para Independiente el título por sobre el rendimiento, nunca lo ha sido y tampoco lo será. Porque no solo se trata de las formas y el paladar sino de saber que el cuidado de lo económico también reside en lo que refleja el primer equipo en el verde césped. Es también lo que valoriza, pero también lo que se desvaloriza cuando existe el libre albedrío para quien sea que ocupa el cargo de entrenador y no cuenta con un apuntalamiento de corte editorial.  Es de buena dirigencia también, indicarle a entrenador de turno que la historia y prestigio del club también son parte de la economía.

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