EN CAÍDA LIBRE

Independiente volvió a caer. Ésta vez de visitante ante Huracán por 1 a 0 y el equipo no levanta cabeza.

Parecía que el gol agónico dela clasificación en Brasil iba a servir de envión anímico para el equipo y que pudiera levantar cabeza en la Superliga, donde viene de golpe en golpe.

Pero a éste equipo no lo levanta nada y los golpes siguen uno a uno. Ahora el verdugo fue Huracán que no ganaba hace un año.

El equipo deambula por la cancha, donde ya Lucas Pusineri empieza a ser parte del problema, porque no encuentra juego, ni idea, ni funcionamiento y parece meterse en un callejón sin salida, donde los jugadores son el camino sinuoso que deja al club atas para arriba, perdiendo y perdiendo partido a partido.

Los jugadores no responden. SI bien el equipo generó situaciones en el primer tiempo, en los pies de Roa y un cabezazo de Silvio Romero, no alcanza para levantar.

Y cuando el golpe sucede todo se derrumba. El equipo recibe un gol y da la sensación que nunca se va a recuperar. Y la historia se repite una y otra vez: se pierde la pelota en ataque por parte de Fernández, el retroceso es lento de Romero en el medio, los laterales no cierran y el combo fatal termina con responsabilidad de Campaña que queda a mitad de camino regalando su palo izquierdo. Y el castillo de arena se cae como en la playa.

Desde ahí Pusineri acumuló delanteros sin tener profundidad ni la posibilidad cierta de generar situaciones de jugadas hilvanadas en gestación de juego y se termina en el "a la carga barracas" o "a los ponchazos", para ver si en una de esas entra el empate.

Nada de eso ocurre y una nueva frustración se consuma. Pusineri tiene un panorama negro en el futuro. Y como sucediera con sus antecesores, o cambia y mete mano y será uno más de la lista que pasaran en éste camino de letargo futbolístico plagado de frustraciones desde la Sudamericana del 2017.

Por Ariel Vilachá

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