Se cumplen tres años del segundo mandato de Hugo Moyano al frente de Independiente. De no haber sido por la reforma del estatuto, el cual amplió el mandato a 4 años, Hugo Moyano hubiera tenido que poner en juego su gestión en diciembre 2020. Así tendrá un año más para tratar de encausar un rumbo que viene torcido y a los tumbos.

El primer mandato de Hugo Moyano no está en discusión. Cuando nadie se quería hacer cargo del desastre, ahí lo fueron a buscar una noche para que el dirigente camionero pusiera el gancho y avalara su candidatura a presidente. Y el hombre le puso el pecho. Indiscutible.

Recuperaron al club, devolvieron al equipo a primera, terminaron el sector Bochini del estadio y recuperaron los predios. Acomodaron la economía y el club volvió a ser competitivo. Negarlo sería una necedad. La frutilla del postre fue el Marcanazo. Todo estaba bien. Pero, de pronto, la hecatombe.

Ese grupo de dirigentes, cuerpo técnico, jugadores e hinchas que se habían unido, de golpe sucumbió.

La figura de Pablo Moyano cambió el eje: "Ya está, yo voy a ser el candidato a vicepresidente y listo", declaraba en la puerta del sindicato a MasRojo el día de cierre de listas. Y ahí comenzó todo.

Pablo Moyano, lejos de unir, desunió, su figura controvertida y polémica alejó a propios y extraños. Empezó a tomar decisiones y hacer declaraciones tales como "nosotros con Hugo pusimos el pecho y nadie puso un mango", apuntando a por ejemplo a compañeros de su lista como Noray Nakis (a quien eliminaron de la lista y dejaron solo frente a una causa judicial sin sustento), Fabio Fernández, el Puma Damiani, Ritondo, Montaña y varios más, que cuando estuvieron todos juntos nadie se arrogaba el éxito.

Así empezó. Pablo Moyano se adjudicó el éxito como propio, pero nunca contó las perdidas, que fueron y son muchas. Al mismo tiempo, sus compañeros de dirigencia pedían licencia y renunciaban, alejándose de la gestión.

Y empezó el segundo mandato. Cuando todo estaba encarrilado, después del desastre, cedieron el manejo a un entrenador con su representante: la dupla HOLAN -HIDALGO. Distraídos y ocupados por la persecución (real que nadie puede desconocer), de parte del gobierno de Mauricio Macri, pusieron en otro eje a Hugo y Pablo Moyano. Allanamientos una y otra vez, pedidos de detención desde la prensa encabezada por Luis Majul y la política Elisa Carrió, entre otros. Todo hizo que dejaran a Independiente en segundo o tercer plano. Sumado a sus tareas gremiales, Independiente quedó lejos de sus prioridades.

Y eso avivó a los otros, a los vivos, por solo citar un caso; el representante de Amorebieta se llevó 250 mil dólares de comisión. Y así podemos encontrar más casos, incluso de representantes que le acercan no solo jugadores a Independiente sino también que le llevan jugadores al equipo de Camioneros.

Así, Holan e Hidalgo de a poco fueron desarmando todo. Holan se puso el traje de dirigente y en conferencias de prensa hablaba de economía cual ministro de la Nación.  Con él, un gasto millonario de jugadores: 25 millones de dólares. "No sé de dónde sacan la información algunos muchachos de la prensa. Hay Holan hasta final del mandato de Moyano" fue el slogan. A las pocas semanas lo despidieron.

Después llegó la parte de Becaccece y Bragarnik, para que el club gastara otros 15 millones de dólares. Al que por los malos resultados también lo invitaron a irse.

El gasto trajo con ello el fracaso en todo lo que disputó Independiente después de la reelección de Moyano en diciembre de 2017. Apenas ganó la Suruga en Japón, que era por obligación y no sumar un papelón. Ganada la copa 18, el derrotero de fracasos fue incesante.

Afuera 3 veces de la Copa Argentina, afuera 2 veces de la Sudamericana y afuera de todos los torneos locales, coronando el último con un 14 puesto en la tabla. Nunca Independiente peleó un torneo local en la gestión Moyano.

Al fracaso deportivo del mandato manejado por Pablo Moyano hay que sumarle la pérdida del patrimonio. Contrataciones exorbitantes, y descomunales, como que a un jugador como Francisco Silva, se le firmara un contrato de 950 mil dólares por año. Si, leyó bien. O gastar casi 7 millones de dólares en Cecilio Domínguez, o casi 4 palos dólar en Barboza o 5 en Gaibor, Y la lista sigue.

Todo eso para no ganar absolutamente nada. Y de no mediar que no hay descensos, Independiente estaría en zona de riesgo por las campañas que ha realizado y los puestos en los que ha finalizado.

Los insultos comenzaron a bajar desde las tribunas y plateas del Libertadores de América. Allí decidieron calmar a las fieras: contrataron a Jorge Burruchaga como mánager, cuando una y otra vez se jactaron de que nunca lo harían.  Mientras miraban la presentación por televisión, porque lo dejaron más solo que a Adán en el día de la madre, Burruchaga llegó y metió una frase que hizo que los Moyano se agarraran la cabeza: "No tengo proyecto". Bingo.

Pero eso no es todo. Además de lo deportivo hay que sumar  (o restar) la economía. El pasivo de Independiente ha crecido como nunca. Cuando Moyano se hizo cargo, el pasivo era de 475 millones, si tomamos en cuenta un solo semestre de su primer mandato. A la fecha, el pasivo trepa a los 3 mil millones de pesos al 30 de junio de 2020, al cierre del balance. Sin contar las deudas de FIFA y juicios de jugadores. De un año a otro casi que se triplicó el pasivo: el balance 2018/2019 cerró con 1105 millones de pasivo, mientras que el que se tratará el próximo martes cerró con un pasivo de 2805 millones de pesos.

"Que los hinchas de Independiente se queden tranquilos que el club no va a quebrar y que no vamos a perder patrimonio, los jugadores son todos del club", declaraba Pablo Moyano durante el conflicto que mantuvo en pandemia con los jugadores por falta de pago desde octubre de 2019 . Al poco tiempo Silva, Campaña, Gaibor, Sánchez Miño y Verón se fueron por falta de pago de manera libre, haciendo valer su derecho de trabajador, justamente contra alguien que es defensor de los trabajadores.

Con ello, no solo la pérdida del patrimonio sino la acumulación de deudas y juicios: Campaña reclama 5 millones de dólares, Silva reclama 3 millones de dólares Francisco Silva 900 mil dólares y Verón 6 millones de dólares, solo por citar algunos casos.

"El pasivo es manejable, Independiente le va a hacer frente a todas sus deudas; vendiendo uno o dos jugadores podemos dejar la deuda en cero", declaró Pablo Moyano en julio 2019 con el pasivo de 1105 millones de pesos.

Es cierto, vendieron 2 jugadores: Figal que tenía cláusula de 15 millones pero se vendió en 2.8 millones de dólares, en cuotas y las últimas,  tuvieron que cambiar los documentos en una financiera para hacer frente a las deudas y pagos exigidos, con el consiguiente descuento del cambio de valores. También vendió a Cecilio Domínguez pero en apenas 3.8 millones de dólares, de los cuales se descuenta la deuda con el jugador, lo que no alcanza para dejar el pasivo en cero como había anunciado el vicepresidente, sumado a Sánchez Miño que se fue libre a cambio de la deuda: Todos los jugadores que se van de Independiente lo hacen con deuda, que reduce el monto final de la operación.

Pero no todas son malas: menos mal que River empezó la remodelación de su estadio y que eligiera el Libertadores de América para jugar como local, lo que hace que por prestar el estadio se baje la deuda por no haber pagado el pase de Barboza de 3.7 millones de dólares.

Además Independiente sigue pagando parte de sueldos a jugadores que ya juegan en otros equipos, como Pablo Pérez, Chavez, Palacios y Brian Romero.

El déficit operativo del club es de más de 200 mil dólares por mes. El club posee deudas en dólares. Se han multiplicado los reclamos en FIFA por deudas de Silvio Romero y Cecilio desde el América, por Gaibor, y por Benavidez por el que Pablo Moyano había dicho "ya la tenemos arreglada la deuda pero justo cambió la dirigencia...".

"Hemos cerrado la convocatoria de acreedores y ya no debemos más nada, la jueza dio por cerrada la convocatoria, que los periodistas partidarios se informen bien", declaró Pablo Moyano en junio 2018. Sin embargo la convocatoria sigue abierta. Según el último balance presentado por el club "aún quedan 27 incidentes (deudas) por ser resueltas", donde se destaca una deuda con Platense de 290 mil dólares, como para citar de ejemplo.

Mientras, el presidente de Independiente nunca ofreció explicaciones y apenas se puso a discutir y descalificar a los mismos socios que lo habían votado y  que lo insultaban por los malos resultados. "Son 200 boludos" y "Son 4 gansos" decía en un par de salidas del Libertadores. Fueron las únicas declaraciones del presidente hablando de Independiente. El presidente optó por no salir en pandemia por cuestiones del club; sin embargo decidió hacer caso omiso al aislamiento obligatorio para visitar al Presidente de la Nación en Olivos, concurrir a actos de la CGT y de su propio sindicato. Otra vez, Independiente dejado de lado.

El cierre del ciclo del tercer año del segundo mandato no podía tener otro final: el plantel armado con lo que quedó luego del desmantelamiento; un plantel pobre y plagados de pibes. "Que los hinchas se queden tranquilos que armamos un plantel bárbaro", dijo Pablo Moyano mientras armaba la marcha del 17 de octubre al mismo tiempo que se hacia el sorteo del nuevo campeonato.

El equipo quedó afuera de la Sudamericana con un papelón ante Lanús y solo un milagro lo puede hacer resurgir en la Copa Diego Armando Maradona. En medio de otra eliminación, quedó una  lucha interna por la renovación de Lucas Pusineri. Pablo Moyano aseguró la continuidad del DT sin consultar al manager y, dejándolo fuera de la reunión de la decisión, acordaron la extensión del contrato hasta fines del 2021.

Tres años de mandato: una segunda parte de un Hugo Moyano que estuvo ausente y dejó en manos de su hijo la conducción del club.La segunda temporada de una serie a la que le queda un último capítulo: "Elecciones Diciembre 2021".

Como se dice muchas veces cuando sale la parte 2 de una primera que tuvo éxito: segundas partes nunca fueron buenas, e Independiente no es la excepción.