Paliza a domicilio (4-1)

El Rojo venció a Nacional como visitante por 4 a 1.

Si, fue en Paraguay. Pero pareció que fue en Avellaneda, con un clima distendido, no parecieron los cuartos de final de un certamen sudamericano, mas bien pareció un entrenamiento.

La intensidad y contundencia con la que Independiente jugó fue digna de un equipo que quiere algo serio. Desde el primer minuto se hizo protagonista del partido, por motus propio, manejó la pelota, cortó las pocas protecciones del rival y controló futbolística y mentalmente el partido.

Después de un par de insinuaciones (le faltó claridad al definir), Independiente golpeó de contraataque a los 27. Domingo recuperó, cedió para Barco, quien se tomó su tiempo para que Meza encuentre el espacio y, luego del pase del juvenil, defina al primer palo.

Nacional salió a jugar dormido, sin ideas, como si no tuviera nada por jugarse. Pareció despertarse cuando Amorebieta salió reemplazado por un codazo malintencionado en su nariz, y golpeó a los 32 de pelota parada. En un córner durmió la defensa del Rojo y Caballero decretó el empate. Esos fueron los únicos minutos en que parecía que Nacional tenía intensiones de llevarse el partido. Por la lesión del venezolano, Holan lo reemplazó por Nicolás Domingo, y luego a Leandro Fernández por Nery Domíngez a los 42.


La misma actitud del primer tiempo tuvo Independiente en el segundo. A los 3 minutos, consiguió lo que tanto mereció y merecía. El 2 a 1 lo marcó Leandro Fernández de cabeza tras una gran jugada de Albertengo recostado por la derecha y un centro perfecto pasando el punto penal. A partir de allí, volvió a hacerse dueño del desarrollo del partido. Buscó y buscó el tercer gol, con paciencia, pensando y abriendo la defensa con pases entre líneas.

El penal que liquidó el partido llegó, como toda la noche, con una desatención del equipo paraguayo y la velocidad de Barco por la izquierda, quien enganchó para adentro y fue derribado por el rival. El gol lo convirtió Leandro Fernández en el rebote, luego de malograr el penal. El partido estaba terminado, ante un rival que nunca mostró interés de meterse en el partido ni claridad para aprovechar el tiempo, poco, en que tuvieron la pelota.

El cuarto y último gol de la noche, lo marcó Albertengo, de un nivel superlativo durante los 90 minutos. A los 76, Meza colocó un nuevo pase perfecto entre líneas y la última línea jugó muy mal nuevamente al off-side. El ex Rafaela se fue mano a mano, cedió a su izquierda para Fernández, y tras la devolución, Albertengo la empujó al 4-1 final.


Independiente propuso desde el vestuario. Dominó, controló y jugó. Compromiso, actitud e intensidad, fue lo que dejó nuevamente, después de unos partidos irregulares, el equipo de Holan. Fue el único protagonista, pero salió a ganarle desde el comienzo.

Una noche estelar de Albertengo y Meza, sumado en el ataque a las buenas decisiones de Barco en el primer y tercer gol. Actuaciones impecables de Bustos y Sánchez Miño por los costados, ofreciéndose como pase y salida, incluso cuando salieron Amorebieta y Domínguez, e ingresaron Domingo y Fernández, es decir, con un defensor menos que en el inicio.

Hoy Independiente fue un equipo serio, de esos con hambre de gloria que quieren ganar esta Sudamericana. Fue una de los mejores partidos dela era Holan, si no es el mejor. Por la actuación de hoy, hoy puede sentirse a este equipo como candidato.

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