Fuerza, garra y corazón

Independiente ganó la primera final de la Copa Sudamericana ante Flamengo y volvió a demostrar que sabe este tipo de encuentros. Choques que vivió durante su rica historia.

Ahí está. Tan presente e invisible como el aire. Sabemos que existe, no lo podemos tocar pero sí sentir. Tal vez se esconda en el entramado de ese manto rojo y sagrado. O esté esparcido en el Libertadores de América. En esos rincones plagados de historia.

Independiente jugó su final número 15 en Avellaneda y volvió a quedarse con el triunfo. 12 veces salió victorioso y tres empató. Porque la historia le enseñó a saber jugar estos partidos. Pese al gol tempranero del rival, supo sacar el coraje, el valor y el hambre de gloria para revertir la situación. Flamengo lo sufrió y nunca supo como hacerle frente al rey.

Porque el equipo de Ariel Holan entendió como jugar el partido luego del golpe propinado por los brasileños. Debían pasarlos por arriba y dejarles un mensaje para llevarse a casa: el rey no va a dejar escapar otra corona. En cada gambeta de Barco, despeje de Franco y barrida de Bustos se escribía ese recado. Chicos que mamaron la historia del club y saben que estos partidos son hechos a la medida de la grandeza de Independiente. Jugaron como si lo hubiesen hecho en las 14 finales anteriores.

Cuando tuvo que defender, defendió. Porque Flamengo también tiene ganas de ganar esta copa, sí. Pero la urgencia de volver a ser deL "rojo" supera cualquier hambre de gloria ajeno. Y no paró hasta ir 2-1. Porque este ADN, si se puede llamar de alguna manera, se impregnó en todo el equipo. No sólo en los nacidos en el infierno, si no en los que llegaron para quedar en la memoria. Maximiliano Meza, con su golazo de bolea, Nicolás Tagliafico ordenando la defensa o Diego Rodríguez que mordió en todas las pelotas que disputó.

Futbolísticamente, supo llevar el partido. Se apoyó en el primer pase de Sánchez Miño para iniciar los ataques y aprovechó una de las mejores noches de Ezequiel Barco que pidió todas las pelotas, se hizo la manija del ataque y siempre tomó buenas decisiones a lahora de la descarga. En el segundo tiempo, el negocio estuvo por la banda del "turri" y gracias a un centro de él se concretó el triunfo con ese tanto para la historia de Meza. Las transiciones para atacar al rival se hicieron a una velocidad propia de una final y se neutralizó a un equipo que venía invicto en este torneo. Párrafo aparte que pudo dar vuelta un resultado en la final.

Este es el Independiente de pierna fuerte y templada que tanto retumba en Avellaneda. El que se planta a las circunstancias. Que encontró una identidad gracias a un técnico que sabe su historia de "pe a pa". Quedan 90 minutos y cualquier cosa puede pasar. Pero, sea cual sea el desenlace, el rey está recobrando su memoria. Ya no sabe más por diablo. Empieza a saber más por rey. Por querer volver a ser el monarca de las copas. Esperemos así sea.

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