SANPABLAZO

Independiente dio el batacazo ante Corinthians y con un gran despliegue recuperó la intensidad que lo llevó a lo más alto. Se acomodó en el Grupo H como escolta, a 1 punto del puntero, y con dos partidos por delante.

Cuando el incalificable Victor Carrillo dio el pitazo inicial en el Arena do Corinthians y cinco jugadores rojos salieron vehementes a arrebatarle la pelota al local, la noción de tiempo y espacio fue medio confusa y, por un momento, era Barco el que apretaba arriba y Tagliafico el que empujaba desde el fondo.

 

Era ese Independiente el que se necesitaba para este partido, de visitante y ante el líder del grupo. No tanto por el funcionamiento, la generación de juego, o las asociaciones por las bandas, sino por la intensidad a la hora de presionar, la actitud a la hora de atacar y la movilidad para poder ser profundos.

 

Porque aquel campeón de la Sudamericana 2017 muchas veces supo suplir juego con intensidad. Y era lo que le venía faltando a este equipo versión 2018, lo sabían todos, hasta los mismos jugadores.

 

Estrictamente desde lo táctico, supo acertar el entrenador en lo posicional y en los nombres. La línea de 5 fue lo que destruyó por completo las intenciones de Corinthians. Pero antes de eso, fue la presión asfixiante que metió Independiente en los primeros 20/25 minutos lo que hizo la diferencia. Porque además tuvo efectividad en la primera y fortuna para el segundo.

 

Independiente pegó primero y pegó dos veces. Meza, Benítez y Romero fueron punta de lanza en la agresividad del Rojo. Supieron ser veloces y profundos, aunque con algunas desconexiones propias de los pocos partidos juntos.

 

También acompañaron Bustos, Sánchez Miño, Rodríguez y Domingo. Lo apretaron a Corinthians, le robaron la pelota y se quedaron con la tenencia criteriosa.

 

Por el fondo, Franco viene en nivel galáctico, Amorebieta fue firme y Figal alternó buenas y raras.

 

El primer tiempo fue demoledor, sin embargo, Corinthians metió un gancho desesperado al final que entró certero para avisar que estaba en partido.

 

Paro el segundo tiempo, la obligación era toda del local. Poco, muy poco tenía el Timao para torcer la historia. Fue más por repliegue de Independiente que por mérito corinthiano lo poquito que puso en alarma a Campaña.

 

El partido terminó picado por la impotencia del Corinthians junto con el espantoso arbitraje de Carillo. Igual Independiente ya había arruinado al rival en el primer tiempo, era cosa juzgada.

 

Fue vital la victoria de Independiente en San Pablo, importantísima y valiosa. Pero lo más importante fue la muestra, aunque haya sido solo en un tiempo, de que la identidad del equipo sigue ahí, hambrienta.

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