Carisma, temperamento y confianza: los cambios de Pusineri

De pronto, cuando prácticamente nadie lo esperaba, la moneda se dio vuelta en el aire y cayó de cara. Independiente completó una semana frenética, que había comenzado con una actuación convincente ante Boca, siguió con la "novela" de Pablo Pérez, se prolongó en el cierre de un traumático mercado de pases, y culminó con una actuación espléndida ante Rosario Central y una goleada como hace tiempo no se recordaba en la vereda roja de Avellaneda.

La salida del sol después de una tormenta que atravesó todas las áreas del club, exponiendo contradicciones y oscureciendo el horizonte, iluminó una figura por sobre todas las demás. No hay dudas: Lucas Pusineri fue el gran triunfador del maremoto que sacudió al Rey de Copas. Ejerció de manager y de director técnico a la vez, defendió sus ideas y mejoró las prestaciones del equipo sin modificar ni un milímetro su mirada a largo plazo. Su volantazo a tiempo permite avizorar el clásico ante Racing con una tranquilidad impensada hace apenas unos días.

"Iremos con mesura, sacrificio y orgullo a representar la historia de Independiente". Habían pasado menos de 48 horas del 5-0 a Rosario Central, y de cara al duelo del próximo domingo en el Cilindro, el entrenador del Rojo realizó sus únicas declaraciones de la semana manteniendo la línea habitual.

Desde que inició su etapa como técnico en el club, Pusineri se ha empeñado en repetir una serie de pautas de conducta. Reclama compromiso absoluto; ofrece seriedad, positivismo y cautela. El sábado pasado consiguió regalarle una sonrisa a los hinchas pero el éxito no le modificó el discurso. "Lo único que pretendo es dejar una buena imagen, tanto en las victorias como en las derrotas", dice casi como un mantra en cada encuentro con la prensa. La semana anterior, además, tuvo un trabajo extra.

La dirigencia que encabeza Hugo Moyano lleva varios meses dándole vuelta a la idea de sumar un manager general al organigrama de la institución sin llegar a concretarla. En un puñado de días, Pusineri se encargó de demostrar la utilidad que puede tener una persona que ocupe ese lugar. Primero, y mientras el presidente sentenciaba la continuidad de Pablo Pérez, el técnico manifestó su apoyo a la permanencia del volante en el plantel (ayer, en todo caso, volvió a abrirse la posibilidad de marcharse a Newell's). Después se encargó de desbaratar las gestiones por Federico Mancuello e Ignacio Piatti, porque no veía preciso cubrir los puestos que ocupan. Más tarde aceptó con resignación y sin quejas que no llegara el N°9 que había solicitado. Finalmente, y por si fuera poco, su equipo enseñó en la cancha una imagen futbolística casi olvidada.

El juego, justamente, es el punto donde empieza a vislumbrarse la impronta que pretende darle Pusineri a esta difícil etapa del Rojo. "Estoy contento por el rendimiento, la actitud y la intensidad de los jugadores", subrayó el técnico tras el partido frente a Central. El calendario le presentó a Independiente un póker temible en el comienzo del año. Hasta ahora los resultados marcan un equilibrio absoluto -caída frente a River, empate en La Bombonera y victoria ante el Canalla rosarino- pero la evolución resulta notable.

A partir de una estructura sencilla y flexible según ataque o defienda, el equipo ha asumido el papel de humildad que muestra la tabla de posiciones. Extremos que se convierten en dobles laterales si hay que retroceder y laterales que lo compensan del otro lado; volantes que suben y bajan en bloque; delanteros que salen y entran para ser opciones de pase. Todo sin escatimar esfuerzos ni gotas de sudor. Las distracciones defensivas lo condenaron a la derrota frente a un River superior, la falta de acierto rematador le impidió festejar ante Boca, un gol en la primera llegada le abrió las puertas de la alegría, el sábado pasado.

Racing es la última etapa de ese póquer que se está jugando el Independiente de Pusineri. La afronta en medio de un clima de seguridad que no estaba en los cálculos. "Llegamos con un equipo que está bien y quiere estar mejor", asegura el técnico. Lo hace sin levantar la voz. Sabe muy bien que nada está más loco que el tiempo en el día a día del fútbol argentino.ß

Por: Rodolfo Chisleanschi - LA NACIÓN

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