El Rojo se aventajó a los 25 minutos del primer tiempo, tras un desborde y centro de Palacios (jugada de córner), el fallo de Andrada en la salida y el cabezazo a la red de Gastón Togni. El Xeneize lo empató con el cabezazo de Zambrano a los 10 del complementario por la misma vía, en otra desconcentración del fondo en pelota parada, el punto más flojo del equipo.

En el último minuto, Ayrton Costa, que venía teniendo una noche correcta y de buenas participaciones (tanto en las salidas como en los anticipos), dejó el brazo muy elevado al marcar a Zambrano y con el mismo desvió la pelota. Patricio Loustau, de flojo y permisivo arbitraje para con el rival, pitó penal y la chance para Boca.

Independiente se posicionó y tuvo una intención similar a la del partido con Vélez. Se paraba estratégicamente en la mitad de la cancha, contando con los laterales-volantes, para ejercer una presión en la mitad que no le permitía a Boca encontrar fácilmente a sus creadores, de modo tal que los defensores centrales eran los principales pasadores.

El Rey de Copas apostó a aprovechar los errores en las salidas y los contraataques que se podían generar ante el adelantamiento del Xeneize. Tanto Palacios como Menéndez estuvieron más movedizos  y participativos, intentando concretar el vínculo del medio o de la defensa a los 3/4.

No hubo muchas chances claras en el partido:  un tiro de Romero desde afuera y dos de Menéndez de zurda cerca del área para el local y dos remates de Villa a lejana distancia y un desvió del colombiano al travesaño para el visitante. A ambos le costó hilvanar en la mitad de la cancha asociaciones para romper líneas y sobre todo poder finalizar lo que creaban. Hubo muchos errores de primeros pases, traslados y controles.

Sosa le atajó el penal a Villa en la última chance del partido y fue el héroe de Independiente al rescatar un punto que termina siendo más valioso de lo que se cree.