El Rojo pega el faltazo en las difíciles

Lo dice el Chavo Fucks: "Independiente reforzó su plantel pero no logra dar el salto de calidad. Falla en los partidos grandes y ya no es una excepción sino un comportamiento reiterado".

Es muy difícil establecer por qué un equipo flaquea en momentos clave. Hablamos aquí de un conjunto, no de uno o dos jugadores. En la historia, hay muchos futbolistas que se quedaron a mitad de camino por no poder entregar en el partido lo que tan bien hacían en los entrenamientos o que tenían rendimiento óptimo en los partidos de mitad de torneo pero en finales o clásicos las piernas les pesaban una tonelada. Hay otros, en cambio, que jugaban bien las finales y que se aburrían en los partidos considerados “normales”. Bochini era un caso. Quizá no participaba en un partido contra Unión San Vicente de Córdoba, pero en la Bombonera y por un lugar en la Copa Libertadores, el Bocha se hacía cargo de todo y hasta metía el gol decisivo. Alguna vez Passarella dijo que el Tolo Gallego jugaba mejor en la Selección que en Newell’s y en River y su nivel crecía en forma directamente proporcional a la importancia del partido.

Enfrentarse con este Rosario Central era un compromiso importante para Independiente. Ya sabía que Racing había recibido un brutal 0-5 con Newell’s y que iba a llegar al clásico con esa mácula. Era el momento de ganar para jugar el partido del domingo con alguna ventaja anímica, aunque fuera supuesta. El equipo de Chacho Coudet es la máxima expresión actual de nuestro fútbol, si hablamos exclusivamente del juego. Ganarle a Central hubiera significado para el Rojo dar un salto cualitativo muy importante para el futuro, para salir de la zona gris en la que está metido ya desde hace un tiempo y que no conforma a nadie.

Pero Independiente volvió a fracasar en un partido grande.

No hay un único motivo ni una sola razón clara que lo explique. Quizás haya cierta falta de jerarquía o de respuestas anímicas adecuadas. Martín Benítez es un futbolista con proyección, recuperado por la gestión Pellegrino, pero sigue sin poder imponer su juego agresivo y profundo en los encuentros que definen cosas. El pibe misionero es más hábil que inteligente y, cuando hay mucha presión, pocas veces elige la opción correcta.

También es común que jugadores como Toledo, Aquino, Ortiz y muchas veces Méndez, no den la talla en compromisos de alto riesgo. Tampoco Pellegrino logra armar un conjunto con funcionamiento confiable.

Lo que le pasó a Independiente el miércoles frente a Central es una deficiencia reiterada. Este grupo de jugadores no logra superarse a la hora de las grandes luces. Ya son varias las caídas del equipo cuando el margen de error es cero: eliminación de la Copa Argentina con Lanús, eliminación de la Copa Sudamericana ante Santa Fe de Colombia y derrota con Racing en definición por la vacante en la Copa Libertadores.

Independiente pasó sin escalas de la austeridad militante de De Felippe al fundamentalismo bobo de Almirón. Con Pellegrino, pareció alcanzar cierto equilibrio. El plantel fue enriqueciéndose con las llegadas de Ortiz, Vera, Rigoni, Cebolla Rodríguez y Denis. Goleó a River y a Racing, pero en partidos de la fase regular del torneo y en situaciones de poca relevancia.

Hasta el momento, no logra afianzarse ni responder a la exigencia mayor. No es un cuadro que imponga condiciones o que exprese una idea clara.

Los periodistas de tenis dicen que la mayor diferencia entre el 1 y el 100 del ranking ATP es la fortaleza mental. Trasladando esto de posicionar mentalidades al fútbol --con el riesgo que conlleva hacer paralelos entre un juego colectivo y otro individual-- seguramente encontraremos a Independiente más cerca del puesto 100 que del 1

Diego Chavo Fucks - Diario Olé

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