A OCTAVO INTERMEDIO

Independiente está entre los mejores 16 equipos de la Copa Sudamericana, sin embargo Ariel Holan no confirmó su continuidad.

Lo significativo e importante que resultó ser esta llave ante Águilas Doradas Rionegro, un club con 11 años de historia, se explica fundamentalmente por la acumulación de malos semestres de Independiente. Una victoria que pasó de ser una obligación deportiva a un motivo para que Ariel Holan, en conferencia de prensa, se golpeara el pecho mientras desasnaba a los presentes con el prestigio del rival y del previamente eliminado Binacional.

Orgulloso de lo superior que fue el equipo en muchos pasajes del partido, conforme con lo realizado tácticamente y satisfecho con el haber alcanzado nuevamente octavos de final en una competencia internacional. Todo cierto, sus dirigidos completaron un partido de vuelta tres escalones por encima de lo que fue el partido en Colombia, aunque no hacía falta mucho para superar aquella noche.

También hay que decir que no fue tan táctica la superioridad. Quizás influenciados por el contexto deportivo o la necesidad grupal de revertir la llave, fueron más las veces que pesó la jerarquía individual de los rojos que la construcción futbolística colectiva. Junto con la ingenuidad rival y su inexperiencia en este tipo de instancias.

Hizo falta un error rival para que Independiente abriera la puerta a la clasificación. De los pies de Romero, justo el delantero por el que se la jugó el entrenador, con quien luego salió a la conferencia de prensa.

Conferencia en la que despotricó sobre las veces que lo “velaron” los periodistas y sobre los inventos y rumores de su posible salida del club. Como si la realidad deportiva del equipo no fuese de por sí un detonante para inferir una renuncia, como si una derrota ante el ignoto Rionegro no hubiese sido el corolario de un desastroso transitar por cuanta competencia hubo de una año y medio a esta parte.

Lo cierto que es que a pesar de haber clasificado el equipo a octavos de final de Copa Sudamericana y de haber salvado la ropa, el entrenador decidió no confirmar su continuidad en el club.  Nuevamente cubrió de misterio una situación que podría haber desactivado con una simple declaración.

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